Quiénes Somos

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Sobre la Web

Nuestro objetivo al crear esta página web es poner a disposición de la iglesia de Cristo recursos que ayuden a su edificación y crecimiento en todos los lugares donde se invoque el nombre del Señor Jesús.

Entendemos que todo lo que Dios nos da y hace en nosotros, tiene como único objetivo la edificación de su iglesia y el cumplimiento de su propósito. Es por eso que todo el material de esta página web se sube para su libre circulación.

En esta página podrás encontrar información que te ayudará en tu vida cristiana: enseñanzas bíblicas en audio y video, alabanzas cristianas, libros, artículos, sitios cristianos recomendados, entre otros.

Todo lo hacemos con el propósito de que la palabra del Señor corra y muchos sean alcanzados para su gloria.

Sobre Nosotros

Somos hermanos de la ciudad de Armenia en Colombia. Hacemos parte de la Iglesia de Cristo porque hemos aprendido a permanecer en el fundamento del cuerpo y a recibir a todos los miembros del cuerpo de Cristo para tener comunión.

Solamente tenemos una condición para recibir a los hermanos y hermanas en la iglesia, y es que pertenezcan al cuerpo de Cristo, solamente eso justifica que seamos una iglesia.
Formamos parte de la familia espiritual de Dios, sus hijos, y en cuya familia no debe haber distancias, sino unión. La Biblia nos dice que Cristo es la cabeza de la iglesia, y la iglesia es el cuerpo de Cristo. Individualmente cada cristiano es un miembro del cuerpo de Cristo, pues cada uno salió de él. Esto sucedió en el momento en que aceptamos y recibimos a Jesucristo como a nuestro Señor y Salvador personal y creemos en Él.
Porque así como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, pero todos los miembros del cuerpo, siendo muchos, son un solo cuerpo, así también Cristo.
1 Corintios 12:12
El cuerpo físico tiene muchos miembros, pero la cabeza, a través del sistema nervioso, controla todos los miembros. De esta forma, la Cabeza de la Iglesia une los muchos miembros en un solo cuerpo a través del Espíritu Santo.

La palabra de Dios reconoce sólo una iglesia universal – el cuerpo de Cristo. Esta está conformada por todos los que pertenecen a Cristo en todos los lugares del mundo, en todos los tiempos, ninguno de ellos puede ser rechazado.

Así mismo la palabra de Dios reconoce la iglesia local, la cual está conformada por todos los creyentes en Cristo que habitan en una localidad. Así en la Biblia se mencionan la iglesia de Jerusalén, Éfeso, Corinto o Tesalónica, entre otras.
sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo, de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor.
Efesios 4:15-16
La iglesia procede de Cristo y por medio de la operación del Espíritu Santo se torna en un cuerpo. Todos los miembros son colocados juntos y coordinados unos con otros en el Espíritu Santo. Sus miembros tienen comunión unos con otros, porque son miembros de su cuerpo y se pertenecen mutuamente.

Esta comunión no puede ser mayor que el cuerpo por incluir incrédulos, ni menor que el cuerpo por excluir creyentes. Debemos mantener, en el mundo, el testimonio de que hay un cuerpo. [1]

Estamos convencidos de que la iglesia tiene solamente una base, la de manifestar plenamente el cuerpo de Cristo. No nos reunimos en ninguna otra posición que no sea la del cuerpo de Cristo.

Solo viviendo la vida corporativa, todos los miembros, en armonía con el Espíritu del Señor, podremos avasallar las tinieblas y prevalecer contra ellas. Satanás no puede contra una iglesia que está bien edificada y fortalecida en el Señor. ¡Cómo anhela Dios ver esta clase de iglesia, y cómo anhelamos nosotros ver el cuerpo funcionando de esta manera!

Que el Señor encienda nuestros corazones, pues la fe que hoy tenemos no sólo es para la salvación eterna individual, sino que hemos venido a ser piedras vivas para la edificación de la casa de Dios. Porque el Señor quiere llegar a tener una iglesia gloriosa, y nosotros tenemos que trabajar en la misma dirección en que el Señor está obrando. Tenemos que luchar como decía Pablo: «…trabajo, luchando según la potencia de él, la cual actúa poderosamente en mí» (Col. 1:29). Él clamaba, y muchas veces lloraba, hasta que Cristo fuese formado en los creyentes (Gál. 4:19), pues anhelaba que el Señor obtuviese aquella «virgen pura» como dice en 2 Corintios 11:2. [2]


[1] Tomado de "La Comunión del Cuerpo", por Watchman Nee.
[2] Tomado de "Hacia la Vida del Cuerpo", por Gonzalo Sepúlveda.

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